Lo más fácil es repartir la rabia que llevamos dentro. Nuestras frustraciones.
Veo la liviandad con que se critica a todos. No entiendo cuál es la manía, tan sin saber nada o saber tan poco de una persona o su trayectoria. Tampoco es que busquemos dar gusto a los demás, pero es que hay gente tan malaleche que lo ve todo mal, hasta lo más simple, como una sonrisa o un helado de chocolate. De algún modo los listillos se hacen enemigos imaginarios: a las madres solteras, a los desempleados, activistas, a los de alguna sexualidad, religiosos, ateos, veganos, a los que gustan de películas "sobrevaloradas", y ese tipo de detalles con las que los sabelotodos no están de acuerdo.