Recuerdo cómo empezaste a gustarme, y cómo te empecé a querer. Eso no acabó. Pero también recuerdo haberte desconocido, sentir que no sabía que dirías o harías.
Yo me convertí hace ya tiempo en un lobo salvaje, -recuérdalo bien- así me encontraste con la cicatriz de flecha (y no por cupido). Me encontraste resucitada.
Después de eso supe que uno tiene que ser lo suficientemente listo para retirarse de una batalla a tiempo. Aunque lo llamen cobarde es la cosa más difícil de hacer en la vida. Porque lastimamos siempre a alguien.
Yo sé que un día comprenderás esto (lo he visto en mis visiones). Por ahora puedes odiarme todo lo que necesites, creo, si mal no recuerdo, ayuda un poco a veces. Pero que no te dure mucho, no sería justo.
Para ti siempre tendré mis buenas energías.
Abrazos
viernes, enero 03, 2014
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