En un sueño corto estuve observando a un animal en calma. Parecía que descansaba, pero en realidad esperaba algo. Puse mi mano sobre su lomo y sentí su fuerza, su sangre correr en la respiración, y así supe que no estaba tranquilo. Era un caballo, pero no lo era, también eras tú y un poco yo. Después de eso recordé con claridad que he acariciado cosas por las que podría sentir miedo, pero simplemente no sucedía. Esto ocurre incluso cuando el animal se ha defendido sin razón.
A veces soy el caballo que se defiende, con los ojos tristes y bonitos.
miércoles, agosto 02, 2017
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario